No había oído hablar
de este libro ni de su misteriosa escritora hasta que se me cruzó este artículo publicado en El País. Al parecer, esta italiana acababa de publicar el
cuarto libro de una saga que estaba causando furor en todo el mundo, y que era alabada
por escritores tan diferentes como Ken Follet o Juan Marsé. Fue este artículo,
con su apasionada descripción de la tetralogía napolitana de la Ferrante, lo
que me decidió desde el primer momento: tenía que leer este libro, ¡tenía una
pinta estupenda!
Sinopsis:
Con “La amiga estupenda”, Elena Ferrante inaugura
una trilogía* deslumbrante que tiene como telón de fondo la ciudad de Nápoles a
mediados del siglo pasado y como protagonistas a Lenú y Lila, dos jóvenes
mujeres que están aprendiendo a gobernar su vida en un entorno donde la
astucia, antes que la inteligencia, es el ingrediente de todas las salsas. La
relación a menudo tempestuosa entre Lila y Lenú tiene a su alrededor un coro de
voces que dan cuerpo a su historia y nos muestran la realidad de un barrio
pobre, habitado por gente humilde que acata sin más la ley del más fuerte, pero
“La amiga estupenda” es mucho más que un trabajo de realismo social: lo que
aquí tenemos son unos personajes de carne y hueso, que intrigan al lector y nos
deslumbran por la fuerza y la urgencia de sus emociones. Por primera vez,
Ferrante aborda una narración muy amplia, poniendo en escena un verdadero tableau vivant
donde no hay espacio para el tópico: todo es vida y todo respira al hilo de la
mejor literatura.
*Lo que inicialmente
era una trilogía, ha terminado siendo en realidad una tetralogía; cuatro
volúmenes conforman la totalidad de esta historia.
Opinión personal:
Nápoles, años 50. La
Italia profunda de la postguerra. Un escenario que nos resulta cercano, porque
recuerda muchísimo a la España de la misma época. Países que habían pasado una
guerra, con buena parte de su sociedad hundida en la pobreza, y con unos
caracteres muy similares. Historias que evocan imágenes de ropa tendida, niños
harapientos jugando en las calles sin asfaltar, llamadas a gritos desde la
ventana, comidas familiares en la cocina alrededor de una olla en medio de la
mesa…
Estas imágenes
familiares son las que se pasean por nuestra mente al leer “La amiga
estupenda”. Una novela que evoca el cine del neorrealismo italiano, la Italia
de “El ladrón de bicicletas”… Aunque desde un punto de vista mucho más personal.
Porque “La amiga
estupenda” está escrito en primera persona por Lenú, diminutivo de Elena
Grecco, la coprotagonista con Lila de esta novela de infancia y juventud. Lenú
repasa su vida a lo largo de más o menos una década, desde que jugaba con
muñecas en la calle hasta la boda de su amiga, a los 16 años. Un repaso a su
vida que da lugar a una historia coral, en la que participan multitud de
personajes, amigos y vecinos de Lila y Lenú. Y cómo no, de sus familias. Porque
ya sabemos que en Italia, como en España, y especialmente en aquella época, una
persona estaba indisolublemente ligada a su familia.
Lila y Lenú son dos
niñas con algunos rasgos comunes y, al mismo tiempo, con grandes diferencias,
pero que pronto se convierten en amigas inseparables, pero, ante todo, muy
“reales”; porque en esa gran amistad también hay sitio para rivalidades,
envidias o peleas, como en la vida misma. Juntas viven la evolución de la niñez
a la adolescencia, viven las carencias de una vida humilde (palabra que se
queda corta para describir la realidad de aquella época) y los sueños de un
futuro mejor. A su alrededor, amigos y enemigos, gente buena y mala, amistades
y rivalidades, sueños y decepciones. Una vida que se desarrolla en el barrio, del
que nunca se sale; ir hacia la ciudad, hacia el centro de Nápoles, es más que
una excursión, casi como toda una aventura. Y la mayoría, aunque vivan en una
ciudad costera, nunca han visto el mar…
“La amiga estupenda”
es, al mismo tiempo, una novela costumbrista y una novela intimista, con una gran
intensidad psicológica en la descripción y evolución de sus personajes.
Personajes que son multitud, lo que en ocasiones puede provocar algo de
confusión en el lector, que ya no recuerda si Alfonso es primo de Marcello, o el
hijo de los Sarratore, o el novio de Marisa, la hija de Melina la loca…
Afortunadamente, un índice de personajes al principio del libro puede ayudar a
situarse si el lío de nombres termina por confundirnos.
¿Y qué me ha parecido
la novela? No es fácil decirlo. Supongo que, para empezar, ese artículo de El
País me había generado una expectativas enormes, y debo reconocer que la
experiencia no me ha parecido para tanto. Pero sí me ha parecido una novela
interesante, que merece la pena ser leída, y de hecho, sé que voy a continuar
con el segundo volumen de la tetralogía (aunque en esta decisión influye mucho
cómo termina el primer libro, dejándote colgado en plena intensidad
dramática…). Es una novela lenta, tranquila, de esas en las que “no pasa nada”…
porque, en realidad, lo que pasa es la vida. Pero bien escrita, y con unos
personajes bien perfilados con los que es fácil empatizar. Una novela agradable
y bien escrita, ¿qué más se puede pedir? Además es cortita… aunque eso tiene
trampa, porque queda inconclusa, y mucho me temo que uno termine leyéndose los
cuatro volúmenes a poco que le interese la historia. Así que más que novela
cortita, me temo que en realidad es simplemente la primera parte de un novelón
de más de mil páginas. ¿Qué nos deparará el resto…? Porque algo me dice que este primer volumen sólo ha sido una introducción...
La autora:
Es prácticamente
imposible hablar de un libro de Elena Ferrante sin hacer referencia a su
autora. ¿Por qué? Pues, simplemente, porque ha conseguido rodearse de un hálito
de misterio que, probablemente, favorece tanto su intimidad (el fin
supuestamente buscado) como sus ventas.
Y es que Elena
Ferrante no existe: es un pseudónimo de una autora (o incluso autor)
desconocido, que no concede entrevistas, al que nadie conoce más allá de su
editor, comprometido también en mantener este anonimato. Una autora de éxito
internacional y bien reconocida por la crítica que ha publicado ya diez novelas
de las cuales dos han sido llevadas al cine.
Evidentemente no sé quién es Elena Ferrante, pero
cuando leía “La amiga estupenda” no podía evitar preguntarme cuánto de la propia
autora habrá en esta historia. Supongo que ayuda a plantearse esto el hecho de
que esté escrito en primera persona, o que haya tanta profundidad en los
personajes, pero también hay detalles sospechosos: por ejemplo, que tanto a
Lenú como a Lila les guste escribir, y sueñen con ganar dinero escribiendo
novelas. O que Lenú sea diminutivo de Elena… el mismo pseudónimo usado por la
autora para firmar sus obras… Quién sabe…